Finalizaba la década de los cincuenta, cuando, apenas había sido reconocida la paridad de la peseta por el concierto de las naciones, ( concretamente para España el dólar se equiparaba a 33 pesetas), recuerdo que fui nombrado para desempeñar mi primer puesto de trabajo en la función pública, como maestro de escuela, en una pequeña aldea de Santiago de la Espada, provincia de Jaén, La Toba, que tenía un centenar escaso de habitantes, distribuyéndose ésta en un tercio cada período de edad de la misma, es decir, 30 niños,30 personas en edad adulta o madura y 30 ancianos. Por lo que respecta a los niños, he de manifestar que unos 12 ó 13 eran de edad escolar, o lo que es lo mismo, niños de 6 a 14 años de edad.
La Toba estaba situada a la derecha del río Segura , a unos treinta kilómetros de su nacimiento en el Pontón Alto, y emplazada sobre un promontorio de toba, de ahí toma su nombre.
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